Cloud City – New York

Cloud City – New York

 

Para visitar Cloud City, la última obra del artista argentino Tomás Saraceno, hay que atravesar los pasillos del Metropolitan Museum of Art de Nueva York y conseguir llegar hasta la terraza. Una vez arriba, los visitantes celebran el final del camino regalándose una copa de champagne o, mejor, de San Pellegrino, mientras contemplan la imagen panorámica de la ciudad ahora interrumpida por la presencia y efectos de la instalación de Saraceno.  Cloud City ofrece una realidad despedazada. La estructura, construida por la agregación de 16 poliedros -dodecaedros y tetradecaedros- habitables, cuyas caras se revisten con vidrios espejados o transparentes, altera las condiciones espaciales convencionales, establece taxonomías nuevas y teje relaciones tanto con su entorno inmediato como con otros lejanos e inexplorados. Es “como un reloj solar”, comenta Saraceno, haciendo referencia a cómo los rayos del sol, al incidir sobre la pieza, se desvían y disparan hacia lugares y rostros fortuitos. “Los habitantes de los edificios cercanos se va a encontrar con que su ventana se ilumina a unas horas en las que generalmente no recibía sol. Los edificios se convierten en las marquitas de las agujas del reloj,” continúa el artista.

A simple vista, y al compararlo con otros de sus trabajos (que han llegado a inspirar las reflexiones de teóricos como Sanford Kwinter o Bruno Latour), encontramos que en Cloud City hay menos aire y más acero. Cuando, acompañados por la duda de si esta obra pesa demasiado y apropiándonos de la célebre pregunta que el arquitecto Buckminster Fuller formuló a Norman Foster delante del Sainsbury Centre, preguntamos: ¿Cuánto pesa su edificio Sr. Saraceno? Saraceno suelta una carcajada y luego responde de manera tajante. “No trabajo con categorías absolutas, sino relativas. Se ven los tornillos, pero cuando caminas por dentro me parece que puede transmitir igualmente ligereza. Los materiales son más pesados, pero no me decepciona. El peso de las cosas está en relación con lo que lo comparas. En esta obra especulé mucho con los satélites. A mi me gustaría ponerla en órbita y en órbita el peso no existe. Este mismo edifico en órbita sería ligero”.

Cloud City refleja el entorno del MET y reposiciona el edificio. Saraceno especula con la posibilidad de relacionarlo directamente con el cosmos, con las estrellas o, más concretamente, con la Estación Espacial Internacional que, como se anuncia en la pagina web del museo, podrá ser visible desde su terraza en días y horas señalados en los que, tal vez, los reflejos de Cloud City sean recibidos también en el espacio.

Pero este ambiente multinivel también puede navegarse a pie. “Es difícil orientarse”, explica Saraceno, “en el momento en el que la transitas, la obra plantea el desafío de cuántas imágenes puedes ver simultáneamente”.

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